El título Soldados de Salamina hace referencia a las siguientes secuencias históricas:
Batalla de Salamina: El título del libro se deriva de esta batalla decisiva entre los áteneos y el imperio Persa. La batalla ocurrió en 480 B.C en los estrechos entre el Pireo y Salamina, una pequeña isla en el Golfo Sarónico, cerca de Atenas, Grecia. El imperio Persa tenía más de 1200 barcos mientras que los de Atenas tenían apenas una pequeña flota. Pero llegaron a derrotar el imperio Persa y salvarse de una segunda invasión. La batalla fue decisiva en prevenir el avance y la conquista de la civilización Griega.
El “supuesto” libro de Sánchez Mazas: Después de recibir ayuda de los "amigos del bosque," Mazas les dice que él va a escribir un libro sobre todo aquello, un libro en donde los amigos del bosque iban a aparecer. Nunca escribió el libro, pero el protagonista Cercas decide usar este título para su libro al decirle a Angelats que le mandaría una copia cuando no existía el libro. El protagonista Cercas despues decidió adoptar el título para su novela sobre el tema (Cercas 73).
Simbolismo dentro el título: El título de la novela es “Soldados de Salamina” y este título es metafórico y remite a una célebre derrota histórica, la que sufrieron los persas a manos de los griegos en la batalla de Salamina. El título hace alusión a la famosa batalla de Salamina en la que la flota ateniense venció a la persa, aunque el argumento de la novela sólo tenga que ver metafóricamente con este episodio histórico.
Héroes: La oposicion de ideas se repesenta
por el enfrentamiento Sánchez Mazas-Miralles y hay héroes en el libro, pero no hay
un héroe último. Hay una actitud crítica hacia los héroes olvidados y desconocidos
que defendieron una manera de pensar. El enfoque final de la obra es en el miliciano
que salvó la vida. Reivindica el sacrificio de muchos españoles en la defensa de las
libertades y su heroicidad no reconocida. Frente a Miralles, las respuestas para entender
una época llena de contradicciones (la Guerra Civil española y todas sus consecuencias
históricas, propósito inicial del libro), quedan oscurecidas por aquella otra inquisición,
mucho más compleja, emotiva e irresoluble, que se reduce a las preguntas acerca del
individuo, sintetizadas en la figura del héroe. En cualquier caso, la obligación de
los actos aquí considerados como heroicos, parecen decididos por el ejercicio de un
instinto, un acto heroico que no surge de la constancia y el reconocimiento clásico
de una personalidad predestinada a la guía tutelar de los grupos humanos (como por
ejemplo, en el imaginario épico defendido por Sánchez Mazas inspirado curiosamente
por el concepto de héroe que manejaba Carlyle, se buscaba en un todo poderoso caudillo),
sino de un acto instintivo recargado de lo más noble e irracional que habita en el
espíritu humano, animado en esos momentos de “locura heroica” por una universalidad
que defiende la vida a costa de cualquier racionalización cultural o política.